De esta manera fue como me enamoré de la danza clásica. Tan chiquita era cuando di mis primeros pasos, cuando sentí que había encontrado la actividad que hoy por hoy, y a pesar de todo, me enorgullece y encanta hacer. Sé que no seré la bailarina perfecta, pero día a día y clase tras clase, me esfuerzo más y más para lograr cosas nuevas. A pesar de las caídas y los fracasos, siempre seguí a delante y es así como ya hace 11 años que lo hago.
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