Hace días leía conversaciones viejas con amigas. Fue muy
chistoso. Lo que más me llamaba la atención es cuando hablábamos de chicos… Sí,
como imaginábamos que serían los chicos “ideales” para nosotras. Leía la parte de la personalidad de los
chicos como me gustan, y noté que sigo sosteniendo lo mismo, aunque mi amado
novio no es tan así. Él es muy tímido, callado, “tranquilo”. Después leía la
parte de aspecto físico, y EVIDENTEMENTE
siempre me va a llamar la atención un hombre más alto que yo, con buenos
brazos, espalda y abdominales.
Entonces en un momento me puse a comparar lo que yo anhelaba
antes de estar de novia, lo que pensaba aceptar y lo que no. Las actitudes que
perdonaría y las que no. Las que aceptaría, y las que no. Las cosas que haría,
a lo que me animaría, y las que por nada del mundo se me cruzarían. Y mientras
comparaba me reía sola, ya que cambié un poco el pensamiento, tuve que aceptar
muchas más cosas. Perdoné muchas actitudes que JAMÁS creí que iba a perdonar,
acepté tantas cosas, hice tantas otras y me animé a miles de cosas que nunca
imaginé. En ese momento dije: “¿Che, tantas cosas hice estando de novia? ¿Qué
me paso? ¿Esto es real?”. Y sí, parece que todas esas cosas hice estando de
novia. ¿Qué me paso? Me enamore. Y claro que esto es real, es tan real como el
amor que siento por mi novio.
Lo único que puedo decir es que definitivamente el amor hizo cambios bruscos en mí.
Lo único que puedo decir es que definitivamente el amor hizo cambios bruscos en mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario