16 feb 2012


Hace días leía conversaciones viejas con amigas. Fue muy chistoso. Lo que más me llamaba la atención es cuando hablábamos de chicos… Sí, como imaginábamos que serían los chicos “ideales” para nosotras.  Leía la parte de la personalidad de los chicos como me gustan, y noté que sigo sosteniendo lo mismo, aunque mi amado novio no es tan así. Él es muy tímido, callado, “tranquilo”. Después leía la parte de aspecto físico, y EVIDENTEMENTE siempre me va a llamar la atención un hombre más alto que yo, con buenos brazos, espalda y abdominales.
Entonces en un momento me puse a comparar lo que yo anhelaba antes de estar de novia, lo que pensaba aceptar y lo que no. Las actitudes que perdonaría y las que no. Las que aceptaría, y las que no. Las cosas que haría, a lo que me animaría, y las que por nada del mundo se me cruzarían. Y mientras comparaba me reía sola, ya que cambié un poco el pensamiento, tuve que aceptar muchas más cosas. Perdoné muchas actitudes que JAMÁS creí que iba a perdonar, acepté tantas cosas, hice tantas otras y me animé a miles de cosas que nunca imaginé. En ese momento dije: “¿Che, tantas cosas hice estando de novia? ¿Qué me paso? ¿Esto es real?”. Y sí, parece que todas esas cosas hice estando de novia. ¿Qué me paso? Me enamore. Y claro que esto es real, es tan real como el amor que siento por mi novio.
Lo único que puedo decir es que definitivamente el amor hizo cambios bruscos en mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Chat gratis